Los peligros del sexo


Las enfermedades de transmisión sexual pueden ser producidas por bacterias o por virus. La mayoría de ellas se pueden erradicar en base a antibióticos pero es mejor prevenirlas.

Por Antonio Martínez

Las enfermedades de transmisión sexual mejor conocidas como la sífilis, la gonorrea, los chancros, los granulomas inguinales y la vaginitis, están causadas por bacterias. Todas pueden tratarse con antibióticos. Sin embargo, algunas infecciones de transmisión sexual –léase herpes y SIDA- están causadas por un virus. Desgraciadamente, los virus no pueden ser erradicados por los antibióticos.

Por otra parte, los progresos científicos han permitido que el gran público sea consciente de que algunas infecciones virales no genitales, como la hepatitis, pueden transmitirse de una persona a otra durante las relaciones sexuales. Otra faceta particularmente peligrosa de las enfermedades de transmisión sexual es que varias de ellas pueden hacer a los individuos más susceptibles al SIDA. Entre estas están el herpes y las verrugas genitales, ambas de carácter vírico.

El herpes genital o HSV 2 es una infección viral contagiosa. El HSV 1 produce generalmente dolores en la región de la boca aunque también puede crear infecciones genitales. La atención pública sobre el herpes ha disminuido en los últimos años debido probablemente a que las personas se angustian al menos ante una figura más apocalíptica como el SIDA.

Fotografía: Peachy92
Aparte de eso, los estudios ya no indican al herpes como contribuyente significativo al cáncer cervical. También son muchos los que han conseguido mejorar gracias a tratamientos que aceleran la curación y reúnen los síntomas. La primera infección puede estar señalada por dolores en el pene o en la vulva, el interior de la vagina, la región anal o quizás, en otros lugares del cuerpo. Los síntomas pueden incluir fiebres y dolores.

El virus continúa viviendo en el interior de la células nerviosas y puede producir recurrencias que tienden a ser más ligeras que el primer ataque. Algunas personas padecen de seis, siete e incluso más recurrencias en un año y otras no tiene síntomas o muy ligeros durante la primera vez ni ninguna recurrencia. Cuando aparecen los síntomas suelen ser dolor o comezón en la zona genital, los glúteos o las piernas y ya se puede trasmitir la enfermedad a compañeros sexuales. El herpes se convierte en enfermedad grave en los recién nacidos, contagiados por la madre y en las personas con el sistema inmunológico deprimido como los enfermos de SIDA.

Las verrugas genitales, conocidas también como condiloma acuminata, están producidas por un grupo de virus llamados virus del papiloma humano o VPH. Es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes en todo el mundo. Prácticamente la mitad de las mujeres con esa infección carecen de síntomas visibles, otras tiene verrugas pequeñas y duras en los labios de la vagina o en su interior, el cuello del útero o alrededor del ano.

Los hombres suelen tenerlas sobre la cima del pene, aunque les pueden llegar a aparecer en cualquier parte de la zona genital o en la boca. La transmisión de este virus está directamente relacionada con el cáncer de cuello uterino de la mujer y hay evidencia sólida que hace pensar en que puede relacionarse con el cáncer de pene. La terapia normal para las verrugas genitales supone destruir el tejido verrugoso utilizando técnicas como la cirugía, la congregación, la quemadura o el láser pero más de la mitad de los pacientes pueden tener recurrencias. El fallo de los tratamientos consiste en no poder erradicar el virus que continúa viviendo en los tejidos aparentemente normales.

El citomegalovirus es la infección viral más común transmitida a fetos y recién nacidos. El virus, rara vez produce consecuencias graves, excepto en individuos con desequilibrio en el sistema inmunológico o niños de corta edad.

Los recién nacidos pueden adquirir complicaciones que pongan en peligro sus vidas o problemas durante su crecimiento, como sordera, retraso mental, problemas de aprendizaje, ceguera o epilepsia entre otros. Los niños con mayores riesgos son los que nacieron durante la primera infección de citomegalovirus de su madre.

Como la mayor parte de las mujeres no tiene síntomas, es muy difícil determinar cuando existe una infección activa. Algunas pueden mostrar síntomas ligeros, como hinchazón de las glándulas linfáticas, fiebre y fatiga.

El mejor consejo para una mujer embarazada es que eviten tener nuevos compañeros sexuales durante ese período. En cualquiera de los casos, las personas deben estar conscientes de que estas enfermedades no distinguen razas, ni sexos y pueden contraerse en cualquier momento por lo que la prevención más que un método debe convertirse en un estilo de vida. De cualquier manera, la mayoría de las enfermedades infecciosas se pueden combatir con antibióticos pero hay que escudarse bien de las víricas porque algunas ni siquiera tienen cura.

Fuente: Educasexo.com

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